Cada vez más empresas e ocio activo ofrecen el láser combat además del paintball a sus clientes. La duda surge ¿por cuál nos decidimos?
Desde mi punto de vista son actividades distintas y una empresa que te informe adecuadamente no debe vendértelas como iguales con la única diferencia del posible daño físico que puede provocar el
impacto de una bola de pintura. Hay muchas más diferencias entre ambas y las dos son divertidas siempre y cuando sea lo que estás buscando.
El paintball resulta muy divertido para la mayor parte de la gente que lo ha probado. No sé que tiene la sensación de disparar un proyectil que consigue desde el primer segundo meterte en el
bolsillo. Ver las bolas pasar o escuchar las bolas rompiendo en tu parapeto junto con el riesgo de recibir un impacto con un pequeño daño físico te lleva a implicarte en el juego con una gran
intensidad.
El láser combat depende más de tu capacidad de introducirte mentalmente en la actividad, del escenario en el que juegues, los accesorios y de las misiones que te planteen. Al igual que en un
videojuego si te alcanzan solo lo notarás electrónicamente y lo único que te puede doler es el orgullo. La gran distancia de alcance de los equipos láser frente a los de paintball y otras
características como algunos modelos que te avisan de los disparos cercanos que no llegan a acertarte son detalles que te meten en la acción y ayudan a la dinámica de juego.

El paintball puede ser más intenso al ser más físico. Es un clásico de las despedidas de soltero y eventos de empresa. Suele dejar algún recuerdo, pero estas “heridas de guerra” son el
complemento perfecto para poder contar la batallita a los amigos.
Si todavía no sabéis cual es la actividad que queréis hacer os recomiendo que pidáis información en negocios con experiencia en ambas actividades y mejor si cuentan con escenarios específicos
para los dos juegos.
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